REUNIÓN DE LA AMINCMNSZ
Algún día el apreciable maestro Dr. Ramón de Lille me dijo que nada pasa por casualidad. Esto en relación al ver en mí, un gesto de asombro cuando me tocó presenciar un reconocimiento entregado a él por su trayectoria en la Anestesia Mexicana. Al mencionarle que la vida me había llevado hasta ahí y que me sentía inmerecidamente favorecido por ser testigo de ese momento, me dijo que nada sucedía porque sí. Me dijo que no era casualidad el haber llegado hasta ese momento.
Después de años de haber egresado, el reencontrarme con mis amigos y compañeros en la LXIV Reunión Anual AMINCMNSZ en Ensenada, fue una experiencia inolvidable, como innegable es que mis años en el Instituto me moldearon de mil maneras hasta el día de hoy.
Al escuchar la sesión dirigida por los Doctores Eduardo Carrillo Maravilla y Fernando Gabilondo Navarro, repasando momentos y hechos de la vida del Dr. Manuel Campuzano, me invadió una sensación de haber regresado al lugar donde cada día era una oportunidad de tener una enseñanza de vida, en lo profesional y en lo personal.
Me di cuenta de que la reunión anual de la AMINCMNSZ era ese puente a un pasado, que se hacía presente sin más. Que lo que yo soy hoy, es producto innegable de aquellos días de mi residencia en el Instituto. Que acercarme a la fuente me traía el calor de los pensamientos y las obras de los maestros que conocí y que tuve el honor de caminar junto a ellos.
En cada recuerdo y hecho mencionado de la vida del Dr. Manuel Campuzano sentí la velada solicitud de intentar ser mejor, de dar ejemplo, de devolver lo que la vida me otorgó al ser elegido para ser residente del Instituto. De que la misión no había terminado en febrero de 1993. De que nada pasaba por casualidad.
Cada día de esos años han tenido ecos en mi día a día. No pasa un día sin verme envuelto en mi bata del Instituto tratando de prepararme para un futuro que hoy es en parte pasado y presente.
De cierto modo y con la conciencia de la enorme distancia entre la vida y obra del maestro Campuzano y la mía, comparé con la humildad que pude encontrar en mí, lo que mi trabajo ha significado en la vida de los demás. Fueron dos o tres segundos…no más. La enorme figura del maestro Campuzano no me intimida, al contrario, su calidez me arropa. Lo conocí en el quirófano. En donde se conoce al cirujano, al ser humano, al maestro y al líder, que enfrenta en sus aciertos y errores, la enorme responsabilidad de ser quién está al mando en cada acto quirúrgico. Conocí a un hombre humilde, respetuoso, gentil y amable.
Al paso de los años y en la reunión de Ensenada, escuchar de sus últimos días, de sus pensamientos y enseñanzas en el ocaso de su existencia, me recordó lo que Ramón de Lille me dijo en 1992.
La reunión del AMINCMNSZ me dio la oportunidad de estar entre mis amigos y hermanos. De recordar porque llegué ahí y porque, de cierto modo, nunca me he ido. De que la misión de llevar el espíritu del Instituto, de la Mística del Dr. Salvador Zubirán, se vuelve a hacer presente y toma fuerza en cada reunión. De alguna forma, todos los que participamos en la Reunión le damos a la Mística un sentido en el presente y el futuro cercano.
Pertenecer al AMINCMNSZ es el lazo que nos ata al origen, a la filosofía de Salvador Zubirán y de todos los Maestros que caminaron junto a él. Pertenecer a la hermandad es vital para el mismo Instituto. Es darle vida y presencia en todos los rincones del país y del extranjero. Es hacer valioso, lo que nos dio valor. Es regresar con frutos el favor de habernos educado. Es comprobar, que nada es casualidad.